día 3
He recogido las semillas salvajes, las de la malahierba, las de arrancarse y arrojarse y descartarse. Las que recogimos del campo del solsticio.
Has empujado las semillas en mi boca, mi boca que te ama. Has cargado mi boca de semillas, me has mudado, callado, sellado.
Sellada de semillas, de espigas que se agarran a mi traquea. Para que calle, para que calle, y no derrame.
Te recuerdo, escupiéndome en la ducha, mi piel desnuda y enramada y cubierta de jabón.
Tú eras boca y yo, solo frotaba, frotaba, frotaba hasta llegar a la escara, y me mordía por dentro.
Entra en casa, la madeja se enreda por las estanterías y enredará tus tobillos.
En la puerta de mi habitación el viento vuela mis textos.