viernes, 28 de marzo de 2014

Adolescentes


Recojo mi bufanda, se me ha caído entre el caótico ensamble que forma la plaza, el parque, la calle, la acera, la gente, los periódicos, the tube...son todo puntos inconexos que no se dirigen a ninguna parte, como Londres, sin dirección.

Alguien me ha avisado de que se me caía, he mirado su cara de cacahuete, sus ojos de insecto apuñalado, su olor de madre de vinagre. 

- No me mires, no me preguntes, no te me acerques, don´t touch my stuff...

- Are you Spanish, are you French, are you Spanish, are you Spanish...what..? what..? shut up, are you Spanish, miss, miss, miíss...

Me estoy tragando la bocanada de vómito, pero va a volver, sé que va a volver porque siempre pasa. 
Están delante de mí, con su cara aplastada y brillante de pasa prematura, apestanto a sudor y
colonia de marca o de mercadillo, o a sudor mezclado con la colilla rechupada del último cigarrillo. 
Desgarbados, desaliñados, sin belleza, sin sentido, abortados y embotados y embobados, embrutecidos, uniformados, repetidos, repetidos, repetidos...every where.
Y lo he hecho, he mirado, he dibujado con mis pupilas montañas de adolescentes asesinados, descuartizados, desangrados...y caminaba con mis Doc Martens de tacón de aguja y clavaba la punta en su carne deshidratada, cercada de infancia y mancillamiento, deshilachada y perdida. Caminaba, clavaba una vez más el tacón y sentía el sonido aceitunado de su piel apretada y tenía que esforzarme para mantener el equilibrio. Arriba, más arriba, montañas de muertos, y los odiaba y los expulsaba y los olvidaba mientras olvidaba que un día los amé, porque no son nada, tan solo el error fallido de un experimento de laboratorio...

Aún tengo los bolsillos de mis pantalones rotos y se me pierden las palabras.

Arriba, estoy arriba, pongo mi culo sobre sus cuerpos desparramados y me olvido de que existen, de que algún día existieron. Tiempo erróneo que solo pasa una vez y tan fugaz, que no es nada, los eternos olvidados que un día me desviví por revivir.

Descanse en paz

Antes...ahora


Antes era una persona, ahora soy una lombriz. Antes era una profesora, ahora soy una aspiradora. Antes barría la casa, planchaba mi ropa, regaba las plantas, paseaba a mi perra, ahora no soy nada.
Esta noche duermo sobre una montaña de ropa sucía, es la única manera de no hacerme pis en la cama, la taza de wáter es inaccesible. Antes, pesaba 63 kg, ahora, no tengo báscula. Antes tenía sentimientos, ahora solo emociones. Antes tenía amigos, ahora miro sin ver, oigo sin escuchar, no hablo, no toco, no huelo. 
Nariz de hojalata, pezón de chapa, dedo de alambre.
Antes creía, ahora no creo. Antes creaba, ahora cultivo acelgas. Antes tenía voz, palabras, sílabas, ahora recojo mis pensamientos en un único sonido de mantequilla de cacahuete. Antes era amable, ahora no respondo, antes me gustaba imaginar, ahora no pienso. Antes, antes, cuando era grande...

jueves, 27 de marzo de 2014

Itaka, Constantino Kavafis


Cuando emprendas tu viaje a Itaka 
pide que el camino sea largo, 
lleno de aventuras, lleno de experiencias. 
No temas a los lestrigones ni a los cíclopes 
ni al colérico Poseidón, 
seres tales jamás hallarás en tu camino, 
si tu pensar es elevado, si selecta 
es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo. 
Ni a los lestrigones ni a los cíclopes 
ni al salvaje Poseidón encontrarás, 
si no los llevas dentro de tu alma, 
si no los yergue tu alma ante ti.

Pide que el camino sea largo. 
Que muchas sean las mañanas de verano 
en que llegues -¡con qué placer y alegría!- 
a puertos nunca vistos antes. 
Detente en los emporios de Fenicia 
y hazte con hermosas mercancías, 
nácar y coral, ámbar y ébano 
y toda suerte de perfumes sensuales, 
cuantos más abundantes perfumes sensuales puedas.
Ve a muchas ciudades egipcias 
a aprender, a aprender de sus sabios.

Ten siempre a Itaka en tu mente. 
Llegar allí es tu destino. 
Mas no apresures nunca el viaje. 
Mejor que dure muchos años 
y atracar, viejo ya, en la isla, 
enriquecido de cuanto ganaste en el camino 
sin aguantar a que Itaca te enriquezca.

Itaka te brindó tan hermoso viaje. 
Sin ella no habrías emprendido el 

Howl by Alan Ginsberg (for Carl Solomon)

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domingo, 23 de marzo de 2014


Daltim

Burbujas 
de 
poliespán
sonidos
cotidianos
,
que 
se 
mezclan
al 
sol
desayuno
por
primera 
vez
.

jueves, 13 de marzo de 2014

...sunday...espirales...

En las tardes de verano...


...

Puedes entrar en el agujero o estar en el agujero, puedes caer por la rampa invisible y creer que estás escribiendo canciones, puedes soñar, sin soñar, y recoger la madeja que dejó tu madre descuidadamente sobre el  brazo del sofá e intentar tocarla sin tocarla y soñar que te has dormido con la ropa del miércoles por la noche y sentirte en una nada de cuatro paredes que se ha secado de tanto esperar.
Puedes caer por el agujero, sin darte cuenta, sin saltar, sin mirar, sin pensar, pero estás cayendo, caes sin reconocer tu cuerpo y tampoco te miras desde el borde del agujero. Alicia hace mucho que llegó a la fiesta, que toma el resto de su bizcocho mojado en té y que ya se le ha quedado frío de tanto esperar. Alicia ya no se acuerda de ti, hace mucho tiempo que miró hacia atrás y te vio cayendo. Alicia está vestida, su delantal no se ha manchado en el camino, las raíces son tan solo visiones, sueños o pesadillas, pero Alicia no tiene miedo, no siente cada noche el contacto caliente de todas las presencias.
Tu cama está mojada, tu cama se encharca del sobrante de tu cuerpo, te pierdes en tus sueños que no son agujeros, que no pertenecen a países a lugares a tiempos. Y todos vuelven, todos se sientan en el borde de tu cama, para hablarte al mismo tiempo, en distintas sintonías que tú no puedes absorber, porque tu cuerpo está sudado y pejagoso y las manos se resbalan por tu piel, en la noche, sin que puedan rozarte. 
Y no puedes pensar, porque la cabeza se va desgastando y se funden las ideas y el alienamiento y la pesadez y te encuentras a ti misma sin poder verte. Ves el ojo, el agujero oscuro.
Y creas nadas invisibles que ni tan siquiera tú puedes ver y te olvidas del aire que deja tu cuerpo al pasar, porque ya no hay nada, pero creas estructuras invisibles cargadas de sinsentidos y canciones imposibles y trazos incoloros con pinceles chinos. Y te inventas para no olvidarte, para no dejar de mirarte a ti misma, cayendo por el agujero, como hacía Alicia.


...marzos....


Cruzo el puente de London Bridge, la ciudad, los dos lados del río. Es como si no estuviese aquí, como el sueño de un recuerdo anticipado. 
Londres, no es la ciudad de mis sueños, cruzo el puente del río, una vez, otra vez, una más. No, no es la ciudad de mis sueños, mis piernas pedalean sobre London Bridge, los dos lados de la ciudad, el puente del río.