miércoles, 31 de octubre de 2012

Bi Fur Ca Das


El camino se extraña de la senda que lo atraviesa y pregunta por las luchas remotas. La montaña se arrasa y se renueva, pero todo es un hueco. Una mano gigante se cuela por el agujero y nadie dice nada, parece como si todos quisieran disimular, olvidar que el tiempo se derrite por el vacío de los días.
No hay nada, la nevera está vacía y sueño con no volver a comer, con desintegrarme en este cuerpo adelgazado que me delata, que me cuelga los años por los escasos pliegues. 
Bebo agua, bebo agua, bebo agua, bebo té...a cup of tea? ¡No! Siempre vuelve a ocurrir, el té es tea y tea es, ¿será por eso que ahora solo bebo té? ¡Curioso! Tal vez...

Quiero lamer las aceras de London y aspirar cada brizna de olores endulzados, quiero volver, quiero volver, quiero volver...¿dónde estoy? La vida se dimensiona y de pronto ya no sabes en dónde está tu materia. Realmente no sé de qué estoy hecha, de modo que voy a flotar de nuevo. Daré un paseo sobre la cocina sin intención de tomarme un té. Es bedtime, pero hoy no obedezco a la lógica. Me desmorono en este espacio oscuro donde puedo mentir, donde me visto el personaje destructivo que solo puede memorizar.

Bisexuales..???

Furniture

Caca

Dalston, y hago trampa, total, no hay reglas, estoy sola, callo a los interlocutores.

domingo, 21 de octubre de 2012


Patines de destrezas invisibles que invitan a una cena desesperada en el límite de la cama, 
la frontera del beso se desmenuza y me cepillas el pelo con la almohada.
Serenamente pasa la luna humedecida de lenguas insonoras
que silencian la calma
que claman insonoras.
Insonoras, insonora tú que amedrentas al miedo,
camuflada en arenas movedizas donde me embarco sin ruido.
Navego en brazadas de barro, para desprender la lluvia.
Ven, 
vente conmigo.
Soñaremos con los días incontables,
con las fugitivas noches bajo la luz de París.
Sonríe, vive furtiva y aprieta los labios en un instante sin sol.
La lluvia está cayendo y se desestructuran las manchas del miedo.
Camino, miro apenas la linde del agua,
el río no fluye y tú escurres tu camisa.
Mírame.

...the end...the beginnign.



                                                            Hollow...howl...aullidos.

miércoles, 10 de octubre de 2012

Greguerías


Ha amanecido en la ventana, la lluvia persiste viajera y sueña con átomos de fresa masticada. Se renuevan las instancias y nadie sabe de nadie. 
Te busco en la costura de una toalla, pero el sol de la bombilla me ciega. 
Serenamente, me desperezo y me pongo el pijama verde de parasaits. Entonces tarareo aquella canción adolescente.

lunes, 8 de octubre de 2012

Decisiones estúpidas



He decidido no dormir esta noche, he decidido que voy a pasar toda la noche escribiendo encima del teclado vomitado. Los restos de mi digestión abortada se resecan ahora en este espacio cotidiano. El olor ha remitido, pero persiste. Tal vez, me digo, cuando el vómito se va resecando, la materia orgánica se diseca y si no recuerdo mal, los animales disecados ya no huelen.
Creo que hay alguien por ahí que disecó a su perro, a mí nunca se me ocurrió, pero tal vez podría haber disecado a mi boxer para ponerla de adorno en el salón. Por qué no. Realmente la vida es como mi teclado. Así podría haber llegado cada día a mi casa del trabajo y haber sonreído con sarcasmo a la muerte, la habría desafiado y la habría pasado de largo. Realmente así podría haber sentido que me salto todos los límites, como ahora, que no hay nada a lo que ya respete, en lo que ya crea, nada que sobreviva. 
Mañana no quiero ir al colegio, no soporto mezclarme algunos días con lo cotidiano, sobrevuelo la cúspide de los días y no encuentro el suelo. Antes, por ejemplo, me encontraba sobrevolando la cocina y no he logrado alcanzar el agua que estaba hirviendo para preparme el décimo té del día. El agua se ha evaporado en el cazo y el cazo se ha quemado sin que yo pudiese hacer nada. He intentado bajar con movimientos bruscos, olvidarme de que era domingo, de que no había salido a la calle, de que me encontraba sola y no podía pedir ayuda. He intentado olvidar una vez más la imagen persistente de mi perra no disecada en el salón, he intentado gemir, prepararme otro té para disimular, he intentado luchar sin creer en ese verbo. He intentado olvidarme de mí misma y no pensar más, pero este día las palabras se han amontonado en mi cabeza como absurdos bastiones de conquistas inservibles.
En un golpe de suerte he caído al suelo, me he mirado a mí misma y he pensado, qué absurda soy, no creo que nadie se quede flotando sobre su cocina incapaz de prepararse un té. O sí, tal vez ella, como no.
He caminado hasta el salón estudiando la estrategia, pero el camino se mezclaba con mi sueño de esta noche y no encontraba el modo de llegar hasta el sofá. La verdad es que estaba agotada y no sabía muy bien si el cielo se movía, o si estaba en Caion, Sangrilá. Llevaba una cesta de mimbre con la merienda para mi padre y para mí. 
Parece que entonces no era compatible con ahora, parece como si ahora estuviese escuchando el sonido del mar y como si no hubiese pasado un verano sin mí, exiliada dice mi madre. Perdida.
El camino de vuelta no existe y de nuevo intento regresar a la cocina para calentarme con el tostador, hace frío, pero con esto de la crisis no quiero encender la calefacción. Voy a acurrucarme sobre la mesa  intentaré dormir.   

Bedtime

Tiempo de dormir
Tiempo para dormir
                                     Tiempo de cama
La noche
               Ssshhssshhh....

domingo, 7 de octubre de 2012

Hotmail


Bandeja de entrada, bandeja de entrada, bandeja de entrada, bandeja de entrada, bandeja de entrada, bandeja de entrada, bandeja de entrada y bandeja de entrada y bandeja de entrada, jodida bandeja de entrada y más bandeja de entrada...como un vómito de letras que se repiten, siento la náusea desde la boca del estómago, siento la puta náusea otra vez retorciéndome el puto intestino. Me rebelo contra la poesía y me lanzo al abismo enmierdado de las palabras prohibidas, de las palabras sin metáforas y me pregunto, ¿qué son las palabras sin metáforas? ¿que son las putas y jodidas palabras sin metáforas? Son  accidentes, como yo, que soy un cuerpo sin metáforas, un cuerpo que no tiene poesía, un cuerpo marcado por cicatrices prestadas, una poesía sin rima y sin poesía que ni siquiera intenta ser poema.
No soy poeta, no soy artista, no sé pintar, no sé caminar, no sé mirar, no sé vivir. 
Obsesiones, obsesiva, obsesión...bandeja de entrada, bandeja de entrada, bandeja de entrada. 
Tengo una arcada, vomito en el teclado de mi ordenador y sigo escribiendo. Los dedos se me mojan y se me llenan de tropezones. El olor ácido sube hasta mi nariz y aspiro, cierro la ventana, cierro la puerta, cierro mi coño y lo pongo todo en la mesita de noche, junto al vaso de agua y el suero. Mi abuela ponía su dentadura en un vaso.
Esta noche voy a cenar una barra de salchichón mientras escucho a Patti Smith y sueño que estoy en Nueva York, que soy feliz, que camino sin peso y que en este jodido mundo aún hay algunos lugares donde puedo respirar.

martes, 2 de octubre de 2012

El amor


Amar es triturar los resquicios de los huesos mondados, rechupar el tuétano caducado de las vacas sagradas, retozar en el fango y llenarse los ojos de arena.
La playa zumba y en su rugido de basura marinera recuerda a los bañistas que el amor no existe, que amar es mentira, que soñar es solo una ficción, como su propia palabra indica. 

Teñíos los intersticios del corazón, no domestiquéis a las emociones, dejadlas turbias y fétidas que apacienten en los estercoleros. Porque el amor no existe, porque el amor es solo una palabra, un significante vacío, un conjunto de fonemas absurdos que pudiesen haber sido otros.
Como nosotros, que podíamos haber sido otros, que podríamos haber pasado por la vida sin amar. Pero no, hay que vivir el jodido amor para confirmar que no existe. Que el sentido insignificante de la luna es transgredir a la noche. 
Desde mi ventana los insomnes vigilan insensibles. Nadie siente en la ciudad, nadie cree, nadie ama. Tal solo las televisiones encendidas en ese afán de borrar el silencio, de eludir al vacío soñando con una casa llena de gente.
- ¿Mamá? ¿Hoy viene alguien a casa?
- No, ya nunca viene nadie casa, hija. Enciende la tele.
- Pero si es de día...

Un pájaro diminuto se ha estrellado contra mi ventana, la sangre ha golpeado como en un borbotón caliente y el pájarito se ha escurrido sin desplegar las alitas. Yo me he quedado contemplando las gotitas rojas de sangre hasta el amanecer, momento en el que la sangre, ya reseca como mis ojos, ya no escurría por el cristal de mi ventana. 
Los vecinos han logrado conciliar el sueño, pero han dejado las luces encendidas por si acaso, por si venía luego alguien a casa, para que viese, para que no tropezase con ningún mueble. Y entonces ha llegado el cataclismo, se ha vuelto a romper la correa del reloj, la casa se ha llenado de darditos y las mujeres, desnudas, se han ofrecido en el altar del mueblecito, junto al televisor. Ha desangrado sus capilares dulcemente, como antaño, manchando la sala de estar. La luna no estaba. La televisión...Los presentadores de televisión sobrecogían el altar con su traza de titanes.
Nadie había, nada había. Ningún. Porque el amor no existe.