sábado, 25 de agosto de 2012

24/8/12



Escalfada, en aguas podridas, marrones y turbias. Sola sin brazos. Recordando lo olvidado. No estoy, me busco en el agua berenjena y los ojos se me llenan de fango. Tengo apenas 12 años, la adolescencia llama a mi puerta y me interroga, quiere saber si me hallo, me trae el reloj, me agarra con violencia la muñeca para calzarme sus agujas. Yo me deshago, me desprendo, me desaprieto, me corro con mi dedo índice y me renuevo gastada. No hay nada que decir, no hay ya nada de lo que hablar. He olvidado mi idioma, he perdido mis referentes, no soy nada y no me pienso, ya no me tengo.
Vivo sin días, recorro mi voz para no reconocerla y me encuentro con tus manos oscuras. Tengo apenas 12 años. No he tenido tiempo para crecer. He salido apenas de tu regazo porque nunca me quisiste, porque me empuñaste sin ganas y me abandonaste en un cajón vacío, pero allí estaba la madre, la verdadera madre, la que me acompañó pero nunca me perteneció.
He bajado al Thames a ver si te encontraba, pero tú nunca estabas. No te llamaba, porque me anegaba en orines líquidos y me quedaba exahusta. Manejaba las noches con torpeza reconocida, me escondía en los pasillos oscuros caminando sin hacer ruido, recogía mis destrozos en la lavadora soñando con  no ser descubierta.

Podría herirme, pero se lo he prometido.

martes, 21 de agosto de 2012

21-8-12


This is the thinking's balcony, this is the passings's balcony, this is the doubts's balcony...this is my English.

lunes, 20 de agosto de 2012

Ganas de vomitar


Nada ha cambiado, en Essex Road estaban asfaltando la calle y he vuelto a sentir esa sensación de que la vida sigue su curso. He estirado el brazo en el segundo piso del autobús, creí que se me escapaba un globo, nadie me ha mirado salvo cuando me he golpeado la cabeza contra la barra. He vuelto a calcular mal, he perdido el globo, alguien me ha tranquilizado y sin embargo no ha sabido responder a mis preguntas. Tengo frío porque llevo los calcetines rotos y la lluvia se me cuela entre los dedos todos los días. He recorrido varias veces el camino al cuarto de baño para intentar vomitar, pero no sale nada. Se me he indigestado el porvenir y la náusea no me deja respirar. El miedo intoxica mi sangre y solo quiero dormir. Voy a luchar contra él, la vigilia me adelgazará las manos y podré dejar de escribir definitivamente. La comida se pudre en la nevera y he decidido andar desnuda por la casa. Sé que hoy no vendrá el monstruo, tal vez más tarde saldré a gritar al balcón, para llamarle, sé que de nuevo escandalizaré a los vecinos, pero ya no me importa. Se me han roto todas las tazas de lunares entre las manos y me sangran los dedos. Así es mejor, porque me olvido del frío. No voy a dormir no, no voy a dormir...
Si hoy fuera el otro día, hablaría de Londres, escribiría como las ciudades son igual que los grupos de amigos, diría que cuando se juntan seres magníficos la espiral asciende del círculo y todos se paran a mirar, todos sienten envidia y desean pertenecerles, diría cómo esta ciudad es como esos grupos, como esos amigos que se encuentran y todos quieren serles. Diría más y más cosas, podría pensar y desarrollar ideas que ahora están en mi nevera, pudriéndose con la leche amarga que me recuerda al té inacabado. Si hoy fuera el otro día...

jueves, 9 de agosto de 2012

9-8-12


Acabo ahora de barrer la entrada de mi casa, mi verdadera casa no tiene techo, solo un balcón por donde veo pasar la vida desdibujada, donde entiendo en este pliego de frases que se diluyen en la lluvia londinense detrás del cristal que, no hay palabras, que no puedo leer la vida, que finalmente el libro que llevo toda mi vida buscando en las librerías de viejo, no se ha editado. Tantos días perdidos en las ferias del libro, en las bibliotecas, en los kioskos, en las esquinas...tantos días para olvidarlo finalmente...no libro.
Pero, entonces me doy cuenta de que no sabía leer, claro, me digo, aquellos métodos infantiles...no leer, solo escribir, escribirme a mí misma para no ser. No ser. Olvida el principio de la frase, no tiene coherencia, ¿buscar la coherencia? ¿a la vida? ¡Ja!
He barrido como siempre hago, porque hay acciones, olores o sabores que siempre se cuelan en tu maleta, porque no es posible dejar todo en casa, ¿casa? ¡casa!
Mi maleta es una porquería, ayer fui a coger unas bragas limpias y resulta que se está derritiendo.
He colocado de nuevo la esterilla en su sitio y no he regado el laurel. Hoy no me toca.

martes, 7 de agosto de 2012

...el monstruo


Ayer me volvió a visitar el monstruo, era ya muy tarde y yo estaba dormida, en el suelo, con la ropa de los tres últimos días. No había comido nada en todo el día y me dolían las células. "Que no venga esta noche, que no venga esta noche, que no venga esta noche, que no venga esta noche...". Yo había cerrado la puerta, había cerrado la puerta...llamó, abrí el pestillo, le rogué que entrase. Me dijo que no, le supliqué que entrase, me dijo otra vez que no y que no, me arrodillé, le lamí los pies llenos de estiércol y tragué los coágulos de sus guerras, le rogué que me arrojase, le pedí que me besase. Me besó. Llenó mi garganta otra vez de fango y me puso vertical, rígida, el fango se secaba en mi laringe y yo solo podía saborearlo apenas, apenas, porque la gravedad lo empujaba hacia mi ano y allí no podía alcanzarlo con mi lengua. Le ofrecí mi cuerpo, una vez más, se lo ofrecí y lo rechazó, intenté postrarme otra vez, intenté seducirlo, intenté todo, lo juro y él me rechazó. Le ofrecí mi sexo. Lo miré, él, solo él sabía lo que le ofrecía, por un momento tembló, por un momento pensó en penetrar mi vagina con su verga, solo por un momento. Yo la sentí, la sentí dentro y vomité. El fango salió en arcadas rabiosas, yo gritaba y el fango equivocaba el camino, invadía mis pulmones y rasgaba mis venas temporales. Dejé de respirar, lo hice yo, pensé que así sentiría pena por mí y volvería a hundirme su lengua entre los pliegues de mis piernas. Apestaba a podredumbre y yo sentía nauseas otra vez. 

Olía a té turco.
El viento levantó apenas la alfombra de la balconada. 
Se marchó, se alejó apoyando su mano en la baranda y dejó detrás de él un rastro de coágulos menstruales. 
Yo no podía moverme de la puerta, no podía moverme de la puerta, no podía.
Y en un espasmo bestial, se abrió mi boca encajándoseme la mandíbula, me quedé así, con los maxilares rozando ya las encías, me oriné.
Entonces amaneció, eran las cuatro y media de la mañana y amaneció. 
Pasa el tren.

7-8-2012



Rosas rosas, rosas mentirosas, rosas olorosas, rosas embaladas, rosas acompañadas, rosas confundidas, rosas mezcladas, rosas estampadas, rosas soledadas, rosas que gritan, rosas que agarran, rosas que escupen, rosas que amarran, rosas que callan, rosas que aguardan, rosas abandonadas, como mi perra, abandonada. Olvidada en la trama de mi confusión de los días bestias, rosas con el olor de mi perra que también olía a rosas. Rosas de Proust, rosas inglesas, rosas inglesas, rosas inglesas, rosas de Londres, rosas estúpidas, ingenuas, destrozadas, magestuosas, rosas y rosas y rosas y rosas y rosas y rosas y más y más rosas. Rosas como las que recibía mi madre entre borbotones que eran nauseas de hombre desesperado, rosas con pelos, rosas desnudas, rosas que me enseñan su coño virgen, rosas vírgenes, rosas vírgenes, rosas vírgenes, como era yo, ayer.
Me acurruco, me duermo, me estampo, me busco, me llamo.
Me lamo.

Alicia

Ayer me desperté con la boca llena de árboles y eso me hizo reír a carcajadas. No estaba sola, todos los árboles me comentaban como había sido el último atardecer. Es curioso pensé, creía que había tenido una pesadilla. El bullicio era tan enorme que ni siquiera podía escuchar mi risa, creo que me reía a carcajadas. Me entraron ganas de vomitar, un poco, era por la risa. París se despertaba. La luz era temprana y había dormido entre los árboles, arropada. 
¿Dónde estoy? me pregunté, miré hacia abajo y el agujero no tenía final, ¿de dónde vengo? El humo de la oruga subía azul y me mareaba. 
Miré mis manos, se aferraban a las raíces que salían de los árboles. No sentía ya peso como en mi pesadilla, me reí de mis pensamientos pequeños y me impulsé con ahínco, pude entonces sacar la cabeza y ver otra vez el sol de la merienda, mi hermana se habrá dormido, pensé, la siesta la acurruca entre las ramas de agua. No quiero salir, pero antes de saltar vi algo, algo que distrajo otra vez mis pensamientos...

jueves, 2 de agosto de 2012

Sin título


DeStRuIdA, dEsTrUcCiÓn, ArRaSaR.....vAcIaR,

Árboles



La casa se llena de árboles, entran por el balcón y llenan toda la casa de árboles, la cama está llena de árboles, tomo el vaso de agua que dejé por la noche sobre la madera y el vaso está lleno de árboles.
Me siento libre.

2-8-2012

Es la primera vez que escribo en el blog de día, es curioso, será por lo del paréntesis, igual es porque me estoy desintegrando o mejor descomponiendo o pudriéndome como la basura de mi pequeño cubo azul. Todo orgánico, ¿cómo yo? Diría que sí por aquello de la carne pero no lo creo. La mente no es orgánica, está absolutamente adulterada y contaminada, es un centro de pensamientos transgénicos que apestan. Quisiera no pensar más, la verdad es que en los últimos cinco meses he pensado menos que en toda mi vida y sin embargo he hecho más cosas que nunca. Tal vez me estoy volviendo más orgánica, por eso será que apesto y me enmohezco como mi basura inglesa. Llevo todo el día en pijama para contradecir a la noche, he vuelto a dormir con el chandal, me meto en la cama con ropa para olvidar que es de noche, que estoy durmiendo y que mi cuerpo horizontal no puede saltar y ser torpe. 
Desde que he venido aquí me acosan las pesadillas y por lo que veo, ahora la literalidad me atufa también el blog. Realmente el hedor es tan insoportable que no soporto esta cuquicocina. Voy un momento a taparme la nariz.
Ahora que recuerdo, esta noche he soñado que bajaba a por leche otra vez y que de pronto me avergonzaba por mi pijama, era de noche y yo estaba en la tienda, he intentado disculparme con el tendero que siempre me coge el monedero para que no me confunda con el cambio y me ha dicho que no me preocupe, que es de día, que solo me cuide un poco más, que estar tan despistada y bajar por la mañana a por la leche en pijama no puede ser bueno. Me ha preguntado si estoy estresada, si tengo mucho trabajo, si tengo problemas económicos. Yo le he dicho que no, que estaba bien, que solo sufro ataques epilépticos y mientras se lo decía, me tocaba entre las piernas, por si me había hecho pis...no sé. Entonces he subido a casa, era de día y no me acordaba de cuál era la puerta, estaba a punto de saltar al jardín desde mi cuarto piso, cuando el vecino de la bicicleta que antes me encontraba todo el tiempo, me ha salvado, según él, de no caerme por el balcón.
Estoy preocupada, porque ayer estuve tres horas gritándole a la pared, hoy me duele la garganta y apenas puedo hablar. Tengo vergüenza de que mis vecinos se den cuenta, de que hayan descubierto que algunos días el monstruo viene a visitarme.
Intento disimular el olor, ayer compré en Camdem incienso del que me gusta, pero no me ha dado tiempo aún a ponerlo.
Cuando viene el monstruo tenemos sexo bestial, repugnante y doloroso. Cuando viene el monstruo me viola en la regadera y me atormenta con su piel de barro hedienta que se cuela en mi vagina. Cuando el monstruo viene solo quiere tomarme y babearme y yo no puedo hablar, porque me acuerdo de la lámpara y siempre tengo miedo del cable. 
Esta noche ha venido el monstruo, me estaba cambiando de ropa, porque me he dado cuenta de que era de día, de que había bajado a por leche en pijama, de que tengo que tener cuidado con el balcón y de que no he comido desde ayer por la tarde. Entonces, me he dado cuenta de que he dormido con el monstruo, tengo todo el cuerpo lleno de mierda.
Voy a llamar a mi vecina turca, ojalá me invite a un té en su alfombra y le pueda convencer de que yo nunca he estado en el Atlántico.