jueves, 28 de junio de 2012

Arrasada


Un ácido corrosivo ha goteado por mi interior, las riadas de líquido han dejado rastros de piel en carne viva que pujan entre el ruido por reconstruirse. Demasiado disolvente. 
Me mezclo desde mi afonía con los sonidos de la vida y, sonrío en el silencio de mi alma, como por complacer. No sale sonido. Estoy muda. Desde mi lejanía, no veo mi corporeidad. He perdido la forma y el fluido vital. El ácido corrosivo se lo ha llevado todo. 
Me duelen los huesos de dormir en el suelo, tal vez, en un esfuerzo último por el mitosacrificio. Me pulo en la destrucción de deshacerme como un jersey. Antes era la madeja, ahora destejo y enredo, porque ya no existe el orden lógico aprendido en aquella escuela de monjas donde mi símbolo, era una cafetera. 
Miro atrás y me veo así, como en la mesa ritual, desgajando mi cuerpo para ser ofrenda de la nada. Abrí mi sangre a tu silencio y callé. Tan solo por la sumisión de diluirme. Eras nada y yo construí mi desaparición, el inconsciente desprendimiento de mi tierra. 
Volé...vuelo aún...la nada es ahora mi espacio. Espacio en construcción, espacio en espera...Space Odissey...tarareo infinitamente la canción de Bowie por...si acaso.
He sentido como me dolía el cuerpo de deseo.


Me marcho en busca de un verano sin verano donde la lluvia ácida de la contaminación me encuentre arrasada y me escuche. Caminaré sin playa y, sin ti. No mirare al mar que siempre me empujaba en el rostro con su rugido. No conversaré con los paisanos de las huertas futuras. No comeré el latido de la madre naturaleza. El verano queda en casa, se cubre bajo las mantas de arena salada y deja un hueco leve, dialogante, cargado...por si vuelvo a tiempo.
(sssssssssshhhhhhhhhhhhh, rrrrrrrrrggggggg, zas, pum...)

lunes, 25 de junio de 2012

Desastres II


- ¡¡¡No le abras mamá, no le abras!!!
La casa se ha llenado de papel, la celulosa ha devorado en un instante a la madeja que se desangra solitaria en el hueco del tendedero. Ya no habita. La casa se ha deshojado en fluidos amados.
Pasaste como un temblor interior que agrieta todos los planetas, la casa se ha llenado de meteoritos y ahora no nos encontramos. No comprendo la geografía de los muebles prefabricados y no encuentro el camino a mi cama. Te has quedado prendida en el rincón de esta almohada y se seca el embozo de la sábana, sábana a medias porque ya no duerme nadie. 
Me he quedado deshabitada, las ventanas de mis pechos se han atascado y ya nadie silba cuando pasa por mi puerta. No me aferro a nada, porque aprendo que no hay nada. Procuro caminar ingrávida para no ser vista. Me evaporo delante de los ojos que creen verme, ya no me resisto, porque me he ido. Ya no hay resistencia porque no estoy. Ya no se comparte, porque no hay palabras comunes. Ya no se dialoga, porque se han perdido todos los guiones. 

He decidido cantar en las horas que escuezan, así disimularé delante de mis horas desgranadas. Lograré evocar alguna melodía deshabitada en alguna escalera de piedra improvisada, en algún portal decorado con desprecio, en la tierra de los nadies, en los días desaparecidos, en el tiempo gastado que ya ni retomo. 
Retama, me vuelvo retama y resina y revuelto de leche agria que se escurre por la esquina del pasillo. Me ahoga el techo de tu casa que se ha vuelto de goma transparente. 
Y la rabia me encuentra, he debido hacer mucho ruido esta noche con mis pensamientos.
Desastres en la casa. Miro y solo encuentro montañas de papel mojado y trocitos de papel de celulosa de menos de un centímetro y montañas de basura que anidan en mi cama. Hoy dormiré en suelo.

jueves, 21 de junio de 2012

To be or not to be

¿Qué temes ser?
Yo temo ser y yo temo no ser y yo temo no ser feliz. Ser y no ser. 
¿Amar o saber?
Saber.
Me como la manzana, la mastico y la degluto y la transformo en desechos de cartón piedra. Me como la manzana y miro con ojos de té de jazmín y salto por el acantilado.
Byron??? Esta vez ha saltado, adiós Byron te fuiste sin despedirte. 

martes, 19 de junio de 2012

La MuErTe

La muerte (todo es raro y, de pronto, no era consciente de que vamos a pasear por Londres)

Zanni me ha asaltado en las escaleras. Nos hemos reído, porque es tan torpe que al querer darme un beso me ha metido la nariz en el ojo. Nos vamos juntos a casa, a jugar con Tea.
- Sssshhhhsss...!!! que nadie sepa que le conoces.
- Entonces, tendré que disimular. Su purpurina...


Se me derraman los cubiertos en la mesa, mis manos hoy tiemblan ante los objetos que tienen texturas de flanes. Entrego mi alma al diablo a cambia de, un poco más de tiempo, solo un poco más de tiempo, por favor...¿a qué me sonaba esto? 



metro========================metro


(una mujer llora desconsoladamente en la puerta del vagón, cerrada, cerrada ella y cerrada la puerta. Detrás, el túnel)


OJOS BONITOS: ¿Estás bien?


(mujer se desprende la música giratoria de sus orejas. Tropieza con sus manos. Torpieza)


MUJER: No
OJOS BONITOS: ¿Estás bien?
MUJER: No


Y se quedó mirándola, con unos ojos marrones,brillantes, como enganchada de los míos, ojos de canicas, pelo castaño encadenado. Y se quedó mirándola, la miraba encadenada, como atada por una cuerda de mimbre pupila con pupila y la cara niña y ella pensó (es curioso, me recuerda a mí) La miraba como si la amase en ese segundo, como si el encuentro fuese un punto en el infinito, como si el vagón detenido prolongara el tiempo entre uno y otro silbido. 


CHICA PUNK: Vamos. Hemos llegado.


(La miraba y ella sostenía sus ojos mojados en los de Ojos bonitos. La miraba y no salía del vagón. Mujer creyó que finalmente irían juntas a casa)


CHICA PUNK: Vamos. Hemos llegado. (Ella temió por unos instantes, perder a su amiga, sin embargo era libre y la dejaría ir)


Ojos bonitos ya no hablaba, Chica punk ya no hablaba. Ambas salieron del vagón. Ojos bonitos se quedó clavada en el andén, mirando intensamente a Mujer, profundamente. Mujer sonrió, y ojos bonitos hizo un gesto ambiguo, como de clown sin mazas e imitó su sonrisa. Mujer sonrío esta vez más ancha y Ojos bonitos le lanzó un beso, Mujer respondió con otro sonoro que propulsó desde su palma. Ojos bonitos se quedó prendida, Mujer la siguió con la mirada cuando se cerraban las puertas y también después, mientras arrancaba el tren y Ojos bonitos no dejaba de mirar y se buscaban con los ojos por detrás de los paneles de información. 


Un trazo de llave rasgó la superficie pulida del cristal de la puerta y borró la estación.

Campos de cebada



Brota el crepúsculo opaco de cada brizna de hierba, la cebada aún verdea enfrentada al sol de agosto. La humedad alborota mis pliegues y los recubre de un aceite sucio, que no me pertenece, el aceite de una dinamo absurda en un mundo combustible.
He caminado otra vez descalza por la calle, busco retazos de astillas donde apoyar mis pies mustios y enraizar con el asfalto. Tengo los brazos rotos y cabalgo deshuesada a lomos de una yegua ¡hia! ¡hia! Me caigo, me asusto, me orino entre una mezcla de miedo e incontinencia, huele mar y a pelo sudado de caballo. Me orino otra vez, y la dama epiléptica sonríe intentando pasar desapercibida.

La piel se agrieta entre las raíces esquejadas, los recuerdos también se esquejan ensayando cúmulos de flores absurdas que semejan al sentido de la vida. Que semejan...
- Byron, me escuchas, sálvame en tu caos mortal y llévame a tu isla sin retorno de vacío ansiolítico. Byron, vete, ven, vete, ve...siempre ven.
Mariposas deshojadas en un otoño improvisado que finge saber el transcurso de las estaciones.

domingo, 17 de junio de 2012

Agujas


Amanecen descalzas en acericos, las agujas se han instalado en los campos de cebada y germinan granos de mercurio derramado. Los niños insisten en unir todas las bolitas, pero sus voces son muy pequeñas y no pueden encontrarse. Se esfuman.
Pincho en el aire puntas de acero oxidable que se quedan sujetas a la piel del viento cubren el espacio y es difícil pasar ahora sin arañarse. 
Otros también se han revolcado sobre las plataformas y les han gritado blasfemias puntiagudas, otros que no fueron reconocidos. 
Voy a tejer un gabán de agujas para guarecerme de la lluvia, cuando la gota caiga, la punta de acero partirá en dos la bolita, como si fuera de piel, ploc.
La rabia se ha arrastrado indigna por el campo reseco y con el hábito de los minutos, ya no puedo encontrarla. No la quiero llamar, por esta vez quiero esconderme para que no me encuentre. Me clavo agujas para que, si me percibe, me deje en paz.

...volar...


Me he despertado en el claro del bosque, las libélulas ya se habían ido...quiero contarte lo que he soñado... ...poco a poco mi cuerpo se hacía etéreo, ascendía desde el vientre como en una montaña, sin embargo yo no entendía y pensé que no debía hacer caso a esto. Tal vez lo estaba imaginando. Los pies descalzos tocaban aún la tierra llena de rocío y con las manos agarré puñados de tierra mojada que se me pegaron en las palmas pintando la línea de mis manos. En realidad no lo hacía por miedo Sinpalabras, lo hacía por sumarme con la tierra, por una rutina de planta o de vegetal, no lo sé...Me quedaba así, no pensaba y creía que aún dormía, tal vez...Pero empezé a elevarme, a elevarme, a elevarme...mis pies ya no tocaban el suelo, solo caían trozos de barro que se desprendían de entre los huecos de los dedos y así, iban despojándome del barro. Pesaba menos, pesaba menos cada vez y me seguía elevando. Fue divertido, Melees, porque de pronto tenía la cabeza en la tierra, por el desequilibrio, sabes? y los pies hacia el cielo. Entonces, las piedrecitas que aún guardaba en los bolsillos que ya no estaban rotos porque tú me los cosiste antes de partir de casa, comenzaron a caer al suelo. Aún pesaba menos, y en un golpe hacia arriba, subió todo el cuerpo, ahora sí que estaba boca abajo, con el pelo que se me enredaba entre las flores y con todas las piedrecitas cayéndoseme de los bolsillos. Era como uno de esos globos que tanto nos divierten cuando pasan por el horizonte del porche mientras chupamos con pajita un zumo de manzana orgánico. Te hubieras reído de verme así, con los ojos al revés y la nariz hacia la tierra, con la cara de espejo y toda la ropa remangada hacia la tierra. Subí más, mi cuerpo ascendía en dirección a las nubes invisibles. Todo era cielo. Cerré los ojos. Tu mano estaba ahí, sujetándome y sentía su calor seco y la marca de los hilos de la cometa, reconocía todos los huecos y recorría ciega las líneas que te dibujan la palma. Me sujetabas y yo, me dejé ascender, me elevaba más y ahora ya ni mis manos se sujetaban a la tierra. Entonces, solté todo el barro que llevaba en los puños apretados y vi como te apartabas a un lado para que no te cayese en los ojos. Te miré. Me sentía segura. Sabía lo que iba a pasar. Y de repente, me soltaste. Entonces volé más arriba y más arriba y más arriba y te veía diminuto, un punto en la arena, una nada. Me sentía segura. Volaba. 

Espacios tóxicos


La espiral enreda otra vez nuestras conversaciones, otra vez nos hemos vuelto a quedar solos, otra vez se ha vuelto a derretir el cocido sobre la mesa de gala, no sé muy bien por qué, tal vez hoy estaba más caliente que otras veces, tal vez lo ha puesto en ebullición sin prevenirnos, pero de pronto, por primera vez, la porcelana se deshacía y toda la sopa se derramaba sobre nuestra mesa, sobre su mesa... 
He querido desprenderme otra vez de esta idea densa que me acosa últimamente, este juego perverso de los objetos cotidianos que persisten en jugar al escondite conmigo. Intento serenarme, y ensayo movimientos básicos, como buscar un tenedor en el cajón de mi madre o saltear los cedés en el wok o construir castillos de naipes con los granos del basmati... salgo un momento de la habitación para lavarme las manos con orines, el olor se evapora continuamente y me lo prendo otra vez para buscarme, para encontrarme, para no perderme en la madeja, sí, mi olor me llevará hacia mí otra vez y esta vez no me fundiré con la nada. De nuevo no entiendo este afán de recoger mis despojos y lamerlos. Lámeme tú mejor, cada día te esmeras en tu práctica depurada de absorber con tu lengua el recorrido de tu muerte, tal vez quieras borrarla, lo comprendo, y yo, me desvelo en tu sendero de sangre reseca y me voy deshaciendo en piezas de puzles que ya no encajarán. Te llamo, pero ya no oyes, sin embargo yo necesito gritar tu nombre para jugar a que existimos, a que la marea de agosto no nos ha llevado todavía. Vulvas inflamadas.
- Petit, ¿dónde estábamos? El mar nos devoraba y tú me mirabas con tus bellos ojos de sal marina que se te resecaban por segundos sumidos en el pavor. Y me rogabas que fuese un héroe, como otras veces y me lo rogabas con tus ojos de Mediterráneo mientras te ahogabas y me pedías que no te dejase, que me ahogase contigo, pero que no te dejase solo. Tu inconsciencia como otras veces me arrastraba, pero por esta vez aferré los pies a la arena movediza, el mar me mordía los muslos y clavaba granos de arena en mis piernas. Yo no sé lo que tú sentías, pero ahora yo también tenía miedo. 
Como tú suponías supe qué hacer, cuando te di la mano ya no existía el azar, solo mis palabras escribiendo nuestra vida, borrando con la goma de las olas un final improvisado que dejó muchas páginas en blanco. Nos arrastró el mar mientras yo me despedía de la nada por la pista de arena, entre las zarzas de septiembre, con el mar rugiendo en mi oreja y el maíz fingiéndose poeta. Mi madre se asomaba otra vez a la ventana y suplicaba al cielo que esta tarde hubiese una maravillosa puesta de sol.

Viajar con moleskines arrugadas y leyendar prólogos inventados por empresas soñadoras de metáforas capitalistas. Vomitar palabras malsonantes y cubrirla de saliva pegajosa que humedece sus hojas y las arruga como en el Norte. Restregarla por mi cuerpo y por los cuerpos que se pegan sudorosos cada mañana en el metro, que se me pegan sudorosos. Jugar al no tocarnos sin incorporar los movimientos del vagón. Moleskine sonríe en el bolso porque sabe que saldrá en cualquier momento, es caprichosa y a veces salta en medio de la masa de brazos confundidos, y entonces, escribo. Roja o papel continuo, escribo ordenadamente sin preocuparme de lo cotidiano, porque hay objetos que se descubren a sí mismos y se reinventan reinventados las vidas. Apenas los viajeros destino con retorno aprecian mi movimiento, soy muy leve y ya no me froto.

Hay espacios tóxicos, lugares donde otra vez se salpican los pechos con palabras de mostaza, hay espacios tóxicos donde cada vez alguien llora para consagrar el sacrificio. El altar consume sus platos humeantes sin cubiertos y las sacerdotisas sin sexo devoran los alimentos, insaciables, en una orgía de grasa y carne cruda. Otra vez se desarman las conversaciones.

Chatterton ha salido de la sala sin ser visto, era una sombra, era un fantasma. Sin embargo, ha querido dormir con la ventana abierta sin volver a escuchar el canto de los pájaros que amó.

lunes, 11 de junio de 2012

Oscuridad


Ha amanecido esta tarde en unos ojos ciegos, 
al caminar furioso le ha cuajado una gota de leche en la frente
y su fragancia agria ha anegado las calles de Madrid.
El camino ha pasado sin pies y en las plantas 
de la arena, se han incrustado las pequeñas piedrecitas.


Cabalga, caballo de piedra, 
toma la noche y seduce la mata de brillo
de la alcoba.
Los dioses pasean ciegos esta noche
y nadie se acuesta en la hierba.


Ruega por nosotros pecadores,
ruega por nosotras.


Huye, caballo, huye de las manos 
de lija que buscan tus riendas, 
galopa lejos y hunde tus belfos en la tierra del Norte.


Camina sola, recorre la playa en temores añadidos
ya no sueña. 
Los ojos se han derramado en las hojas caídas. 
Ya no sueña.


Silencio.
En los huecos de la nada musitan tus ojos,
mira el vacío que cuelga de mis manos y
aleja el cabello que se te cae por la tierra.
Navega en los parques, leva el ancla en los palacios asfaltados,
la ciudad también está ciega.
Tómame
tómame
tómame...
Resalta el cuarzo de tu sombra dorada
y delimita el criterio cansado
que cubre tu silueta.
La argamasa se agita reseca y
en mi cama emerge una ciudad desierta
dejadme un hueco donde quepa,
no me queda nada.
En la sombra el deseo se desmadeja.


A lo lejos, a lo lejos 
unos ojos se acercan, 
relatan privilegios de cera
y encuentran soledantes 
dispersos por la arena.
Mírame
mírame
mírame...ojos de luna negra.
Rasga la línea curva que me enreda.

domingo, 10 de junio de 2012

"camminando , scriviamo una poesia.
In preda alla rabbia , scriviamo una poesía.
Amando , scriviamo una poesia.
Sognando, scriviamo una poesía."

I saggi affermano.....

...oleo de una mujer con sombrero...


He terminado el poema, corazoninterior sinpalabras, y al mirar al cielo he visto que se ha vuelto a oscurecer. Ahora sé que no encontraré el camino de vuelta, porque las indicaciones que me diste al salir de casa se me olvidaron al atardecer. Siento frío, pero no miedo. Tú sabes que miedo no habita el bosque, solo el corzo, el jabalí o la libélula. No sé qué voy a hacer porque no tengo sueño y las flores de la linde del río están demasiado aplastadas para recostarme de nuevo. No he traído mis zapatos y las sandalias de cebada que me hiciste antes de salir de casa se me han gastado. Así que, sin pensar, voy a recoger las hojas esparcidas de mis versos al atardecer y voy a caminar sin rumbo. Sé que me esperas sin miedo y sé que sabes que voy a volver, por eso yo también sé que encontraré el camino a casa. Pasó antes. Melees, los darditos se han marchado y ya no pinchan, puedo respirar y sentír la humedad bajo mis pies. Nada más, porque sé que si me daño las plantas de mis pies, cuando llegue a casa tú me curarás, como otras veces.

...he llegado a un claro del bosque oscuro, pero en mis ojos había un resplandor guardado de luna llena que me ha dejado encontrar un camino sin abrojos. Me he parado en el centro del claro y me puesto en cuclillas, he cerrado los ojos para ver la luz y he respirado hondo, te he imaginado bebiendo un vaso de agua delante de la ventana y recorriendo sereno con tus ojos la senda que parte de nuestra casa hacia cualquier parte...He apretado los ojos hasta los darditos invisibles hoy y he visto una bandada de libélulas. Giraban alrededor de mi cabeza, en círculo y me susurraban cuentos al oído. Yo no podía descifrarlos más que uno...este, melees...

La garza sobrevolaba el acantilado, cuando vio desde su vuelo una mujer extraña. Se acercó temerosa y distinguió algo raro en su cabeza, un sombrero de ala ancha de caracol. Pensó la garza que haría un nido en el sombrero y que allí podría tener sus crías, pero cuando se aproximaba acechando, comprobó que el ala del sombrero, era demasiado inestable para sus huevos.
- Vaya, - pensó - tampoco aquí podré hacer mi nido, me gustaba, porque desde el ala del sombrero se ve siempre el mar y mis crías y yo, podríamos viajar por todo el mundo, sin volar.
La garza se sobresaltó cuando vio que el ala del sombrero se ladeaba, pensó que ocurriría un terremoto o que tal vez una ola gigante la llevaría al fondo del mar. Realmente, confundía las enseñanzas recibidas desde el instinto remoto. Sin embargo, nada de esto sucedió, porque tan solo la mujer, en movimientos ralentizados e interrumpidos, movía su cabeza hacia el cielo y sonreía por un instante apenas fugaz. 
La garza voló con pena y aplicó las viejas lecciones de la bandada que la llevaban siempre a sitio seguro, suspiró con melancolía y voló en dirección contraria a la mujer del sombrero de ala ancha de caracol. No volvería a verla, con los ojos de garza, sí en su pensamiento, esto nadie lo vería, porque era invisible, imposible y soñado. La vería mientras cazaba peces bajo el agua y mientras devoraba entre todos, los restos muertos que dejaban los barcos pesqueros, mientras escuchaba las voces hoscas de los marineros ajados que olían a tabaco agrio. La vería mientras se negaba la poesía, la vería...y voló hacia los barcos del horizonte.
Mientras, la mujer, entre movimientos interrumpidos, pensaba en quitarse su sombrero de ala ancha de caracol, pero cuando iniciaba lentamente el movimiento, recordó la última vez. Al descubrir su cabeza, un golpe de viento le voló todo el cabello que fue a enredarse entre el diente de león. Así, recogió sus manos en el regazo, cerró los ojos e intentó poner su cara mirando al sol, para sentir el calor mojado del mar. Recordó los días en que había caminado por el suelo embarrado y cuando tuvo que subir y bajar montañas, pero aquello ya era pasado y ahora...
Buscaba nueces en sus bolsillos, tenía hambre, pero ya había gastado todas. De nuevo miró al mar y suspiró, como la garza.
Pintó en el aire un cuadro invisible.

viernes, 8 de junio de 2012

25-4-12


Alcanzo el fondo del fondo en veinte minutos innumerables de un instante múltiple de mi vida...me destruyo, deseo destruirme, caer y olvidarme de mí misma en esta autoinmolación del fango enlodado. Derretir mis manos que rascan la parte blanca de mis ojos delante de la tapia de ladrillo derruido. La mirada se pierde en transeúntes desdibujados y destilados en mis ojos de cristal. No veo, me asfixio y pujo más en la subasta. Asfixiarme, quién da más. Autoinmolarme en un acto de abstinencia total, carecer en la carestía para desintegrarme, para desaparecerme, para consumirme y ver hasta dónde el cuerpo puede alcanzar el aliento. Cesar, dejar que el aire se supere en una carrera por llegar el primero a los huecos de la nariz, para coger un oxígeno que repelo, que no deseo, que entra por inercia como entran y salen los fluidos, en una ceremonia absurda del organismo. Estoy en mi cuerpo sin entender que soy sangre y piel, porque solo soy madeja girante que se demuele a sí misma, que se enreda hasta ser inútil. 
Gritos en la calle, gemidos de aliento, manos de supervivencia, terremotos, maremotos, derrumbes de monolitos...se apartan, nadie desea quedar atrapado entre los escombros. Me dirijo hacia allí, los desenredo y me cobijo entre las piedras que me apuntalan. Me clavo consciente las lascas de ladrillos demolidos. Me quedo, me pego y lamo el polvo de la suciedad urbana. 
Me destruyo en un único día.

Me exculpo, me bebo, devoro un garbanzo de lujuria reseca, escucho la voz de la lija que me acaricia mientras me duermo con los ojos abiertos. Bebo sin querer, como en una inercia compartida, como en una mano que me guía hacia la cuchara repleta del alimento que se me evapora en los labios. ¿Qué cuerpo? ¿Qué importa?

Salir.

¿Vivir? ¿Por qué? Adiós.

Dos días, uno para ducharme, otro para negarme. Y así entre me voy y me voy, me rehago en rabias reconocidas que salen por el camino habitado. Y mueve mis pies en pulsiones de ira contenida y miro con los ojos ardiendo, como en el escozor de la adolescencia cercana, como en el sabor de la cocaína. Y miro hacia las señales de tráfico, hacia la luz rayada de los semáforos de una ciudad que ya no me reconoce. Y entrecierro los ojos para apretar las tripas y agarrarme el coño en un deseo incompartido. Y me alzo en una torre de varas de hierro forjado que no tienen emociones, solo frases sueltas y oraciones simples que me aclaman, que me aplauden, que me veneran en una ceremonia absurda de mí misma. Y me levanto tropezantemente sin querer caminar, pero nadie lo ve, porque estoy caminando en este recorrido en donde la emoción se ahoga y se retiene y se asesina. Y cabalgo entre lo urbano sin sentir ya, pero guardando un momento al deseo, porque solo el deseo me agarra y me amarra y me ahoga y me asfixia en un litigio de placer incontenido. Dos días, vuelvo de entre las ruinas, gimiendo.


miércoles, 6 de junio de 2012

...molinos de viento o la boca llena de peces...


He despertado sin querer, el sol me daba de pleno y yo no quería verlo. Intentaba taparme con las flores mojadas del margen del arroyo, pero eran demasiado pequeñas para tanta luz. Me he puesto boca abajo, pero se me ha llenado la boca de musgo. Al final he tenido que incorporarme con el sonido de los conejos, estaban comiendo hierba, sabes, melees? Te hubieses reído. 
He soñado con tu voz. Me llamabas, pero yo no recordaba mi nombre y no podía buscarte. Escuchaba tu voz como de otros que se buscan y deseaba que pudiesen encontrarse. Sin embargo tenía un poco de hambre. Te llamaba con mi espalda para que vinieses, pero aún te faltaba por atar un nudo de la cometa. Apenas me quedaba paciencia, por eso he comido una brizna de hierba, jugaba a que sabía a fresas marchitas de la tarde anterior. Ajadas por el sol que entraba en la ventana. No me había dado cuenta de que tenía un poema escrito en mi pecho, pero sé que cuando me veas llegar, nada te extrañará. Tal vez me hayas echado de menos esta noche. Yo he sentido frío, el glacial se ha apoderado del arroyo en la madrugada y yo he cerrado muy fuerte mis ojos para no sentir los pequeños darditos. Ha sido inútil melees, hoy me pinchaban por todo el cuerpo y me taladraban las cejas. Tal vez el poema se ha mudado en pesadillas, mi cabeza a veces no sabe hacia dónde camina. Dame tu mano, melees, me estoy volando...me vuelo. Entonces desperté, sentí mi cuerpo marcado por los dobleces de la tierra y pensé, no, no me estaba volando. O tal vez sí, melees, sabes que vivo también en sueños nocturnos que me agitan por la noche. 
Desde que tiramos el Tabique hay más corriente en la casa, sin embargo también el calor de tu respiración calienta el cuarto sin paredes y yo, tengo menos frío. Es curioso, nuestra casa gira y yo caígo en risas inconscientes por el agujero, de pronto me lanzas de nuevo hacia el borde en una expiración caliente y juegas conmigo como con los molinos de viento. 
Sí, acabo de tener una idea, te voy a llevar un regalo. Voy a recoger montones de molinos de viento para que los soples todos cuando yo llegue, será divertido verte la boca llena de pellizcos de saliva de tanto soplar. Tal vez después te marees y quieras dormir la siesta. Yo saldré al porche, me sentaré en suelo para recordar el miedo de esta noche y soñar con la alegría. Terminaré un poema acabado y cambiaré solo un verbo. Cuando te despiertes te lo leeré con mis ojos y saldremos desnudos a pasear entre la cebada.
Aún me quedo un rato escuchando el sonido del agua, parece que te has quedado dormido y ya no me llamas.

lunes, 4 de junio de 2012

Feminazi


Al parecer, este término fue usado por primera vez por un locutor de radio llamado Rush Limbaugh, que adjudicó su creación a un amigo suyo. La definición que dio fue: “una feminazi es un mujer que cree que lo más importante en la vida es asegurarse de que se practiquen tantos abortos como sea posible”. Pero el uso general que en realidad se le da, fuera de este círculo, hace referencia a una “feminista extrema”, a alguien que se excede en sus formas y que, según en ciertas definiciones, usa métodos nazis para apoyar una “supremacía femenina” . En general, el uso de este término se ha dirigido a mujeres fuera de sí que veían machismo en cualquier cosa que no fueran relaciones sexuales lésbicas.
Magnífica información del periódico QUÉ!, pues lo que yo digo, QUÉ?...pues no sé.

Pero vamos a ver, ¿hasta dónde se incrusta el machismo en nuestro ADN? Pues eso, hasta el mismo ADN. 
El otro día en la Feria del Libro encontré un ensayo de Monique Witting, El pensamiento heterosexual. Y por fin, pensé, existe en otras mentes bienpensantes e inteligentes, esta concepción mía del mundo, que yo no llamo radical ni agresiva. Tan solo la defino, lucidez, en primer lugar lingüística,  hablo del lenguaje no sexista y después moral. Pues sí, cuando hablo de los lugares exclusivamente femeninos, cuando me visto de hombre o cuando digo que la prostitución es una lacra social que no debería existir y que ninguna mujer disfruta de la prostitución, curiosamente escucho siempre los mismos comentarios. Escribo en orden de entrada: es que eres muy radical, eso es discriminación; feminismo es la superioridad de la mujer sobre el hombre, y eso no está bien; ataque directo, la verdad es que hacía mucho que no me insultaban por ser lesbiana y pensé, lo que les jode en el fondo, es que me vista como ellos, curioso, me dije; y, en el último caso, es donde más se repite el pequeño discurso, por ejemplo, pero es que hay tías que disfrutan con eso, es que ellas podrían elegir otra cosa, pero claro, esto es dinero fácil, a ver, es el oficio más viejo del mundo, hay tías que ganan muchísimo dinero con esto. 
Yo la verdad, es que apenas encuentro con quien contrastar mis ideas, y al final me siento sola con mis argumentos que no solo son rebatidos, sino juzgados como...feminazi y radical y, la verdad es que a veces me bloqueo un poco y dejo de argumentar y me viene esto de siempre de no querer seguir hablando.
En fin, a mí esto me demuestra que verdaderamente la sociedad machista, que lleva siglos en pie de guerra, gobernando nuestras vidas, ha grabado en nuestro lenguaje una serie de "argumentos" que vienen solos a la verborrea cuando se debate y que nadie ha cuestionado, porque son como 2 y 2 son 4 o todos son los mismos perros con diferente collar. En fin, que menos mal que ya por fin he asumido esta desidentificación con el mundo en el que he vivido, ¡uf! ¡menudo peso me he quitado de encima!
Vamos, que yo digo que la libertad es incuestionable y que nadie se replanteó nunca los clubes privados de hombres de los casinos del siglo XIX. Creo que hay un doble rasero a la hora de juzgar los espacios masculinos de los femeninos o la prostitución. Bueno, de la transexualidad no hablo porque eso es un mundo aparte que la sociedad ni se plantea, más que para escupir. Y, ¿por qué se admite o se obvia más la transexualidad femenina que la masculina?, pues porque es más invisible, como el lesbianismo y porque valora, en general, más el ser hombre que ser mujer, afeminado. Lo femenino se invisibiliza, porque es la herramienta más poderosa para someter. Lo que no se ve no existe, lo que no existe no es, luego no distorsiona porque no se nota. Así se ha invisibilizado justificándolo, el maltrato, el exceso de cultura, el deseo de trabajar...Y, es cierto que el movimiento gay se hizo visible a fuerza de palos y de tener que tragar alcohol adulterado que les vendía la mafia para poder mantener abierto su pequeño local donde reunirse. Lo que demuestra, el gueto es más peligroso para la sociedad burguesa, porque entonces esta, predominante y todopoderosa, tiene que mirar y tomarse la molestia de inventar estrategias para incluirlo en su mundo a duras penas. Pero el gueto existía, luego la homosexualidad masculina existía y eso siempre es el primer paso. Si la mujer solo existe como definición de la RAE y no se incluye como ser humano individual pleno, al menos en los mismos parámetros que a los hombres, entonces se la está excluyendo, eso sí, con mucha diplomacia.
Pero volviendo al tema de la prostitución que es algo con lo que siempre me doy de tortas, ¿por qué seguir alimentando los tópicos que sirven de respuesta inmediata en una discusión? , pues por eso, porque son tópicos y los tópicos todo el mundo los conoce y los corea en grupo en una reunión como si fuese un partido de fútbol o un buen pase en una corrida. Es decir, con el tópico ya nadie tiene que pensar, porque se produce una identificación inmediata y todo el mundo respira tranquilo, ya no tenemos que pensar más para rebatir a esta, ya nos quedamos tranquilos y tranquilas y respiramos porque somos uno y solo a veces, otro piensa diferente al uno total, ya no estamos solos o solas. Y de nuevo el ADN, realmente para que algo tan absolutamente repugnante como la prostitución se pueda mantener en el mundo entero y ser legal, como es, es necesario inventar o consolidar o grabar genéticamente, estos tópicos. La única manera de que las sociedades duerman tranquilas sabiendo que las mujeres son violadas cada día por dinero es afirmar estos odiosos y falsos argumentos. Y después echar mano de la prostitución infantil y así cerrar la discusión y poder adormecer la poca conciencia que les hizo dudar por un instante. Claro, estoy en contra de la protitución, de la prostitución infantil y bla, bla, bla...
Entonces leí por encima el ensayo del pensamiento heterosexual y puse palabras a algo que he pensado sin ordenar o sin sentir la seguridad de verbalizarlo. Monique Witting habla de que hay en la sociedad un concepto de mujer inserto en el propio significante, que coloca la realidad del género en una posición de desigualdad asignándole valores y actitudes de servicio. Ella habla de que el único concepto de mujer libre y separada de la sociedad machista, es el de lesbiana. Entendamos lesbiana sin prejuicios, es decir, sin el componente homosexual, sé que no es fácil, pero hagamos este ejercicio. Monique afirma que la mujer lesbiana es la única que ha mantenido su integridad y su libertad plena, porque no se ha vinculado al hombre, poder; porque no ha tenido hijos, servicio, y porque es absolutamente independiente en el aspecto económico pues se mantiene a sí misma y es un ser completamente individual dentro de las jerarquías sexuales que nuestra sociedad se ha inventado, porque está fuera. Algo así como si se hubiese bajado de un tren y se hubiese hecho una cabaña junto a las vías o más lejos.
En fin, que el feminismo es una necesidad social para alcanzar la verdadera igualdad, pero no la visible de la mujer árabe con la que también la sociedad europea duerme tranquila, hombre es que en el primer mundo la mujer ya no sufre desigualdad y bla, bla, bla...
Es fundamental que nos replanteemos los conceptos y el propio vocabulario para no discriminar nunca. 
Es clave que seamos libres para tener nuestras propias ideas sabiendo que no somos ADN, que somos una sustancia que varía de materia a cada momento. Porque las cosas no son como son, ni lo que son, ni la vida es así, ni hay que tomarla como viene, ni...Rompamos los tópicos, todos los tópicos y estrenemos cada mañana un pensamiento nuevo, libre, atrevido, tembloroso ante la inmensidad.


sábado, 2 de junio de 2012

Sobresaltos


Brújulas de papel mojado que afilan silencios de espuma sonora, venid a mí, me guardan los nidos de los pájaros y me conforman los ruidos del verano, ¿el verano? Las estaciones se han suicidado y ya solo se disfrazan de sí mismas sin comprender la temperatura. La lluvia envuelve mi cuerpo y lo limpia sin jabón, pero yo recuerdo la sal del Atlántico. 
Hasta mi ventana sube una estructura de límites improvisados que quieren ser andamio. Cierro los ojos porque no quiero levantarme y cerrar la ventana, pero la construcción improvisada sigue ascendiendo. Me pregunto, si llega a la ventana de mi vecino de arriba...Me consuela saber que lo que no tiene estaciones, pasa de desapercibido. Preferiría que no se despertase, pero el sonido chirriante del ascenso, resuena en el patio como diez tendederos desesperados. 
Aprieto los puños y dejo de respirar, esta noche el aire suena a gritos furiosos y sé que no voy a poder dormir. Voy a meterme dentro de la funda de la almohada y a cerrar los ojos, para sentir otra noche la huida hacia lo pequeño, el escondite.
El corazón se agita, los presagios de aluminio horadan y retumban. Las palabras caídas cuelgan por la estructura como en un móvil imposible que hace equilibrios en la noche.